Una de las causas por las que no podemos iniciar con algún proyecto es por estarlo posponiendo a cada rato, decimos que sí lo vamos a hacer pero a la merca hora nos echamos atrás.
Esto puede deberse a que al ser algo muy serio, una actividad que involucra dedicarle tiempo, preferimos hacer primero lo que necesita menor tiempo, creyendo que después daremos al fin inicio a nuestro emprendimiento pero la realidad es que solo nos estamos engañando.
Lo aconsejable es iniciar con las cosas que sean más “complicadas” o que pensemos que necesitan más tiempo y ya luego ver cómo irnos ajustando. Recuerda que no importa con lo que inicies, sino que lo inicies.
También puedes cambiar tu entorno de trabajo, organiza un espacio único en donde solo tú puedas entrar y trabajar en silencio para poder concentrarte.
Lo tercero que puedes hacer es designar a alguien para que se encargue de las actividades que a ti te preocupan. Nunca estás sola, puedes confiar en otra persona.
No permitas que se acomulen actividades, es como una bola de nieve, entre más cae más grande se hace.
En cuarto lugar, siempre podrás hacer uso de la tecnología para echar a andar tu emprendimiento. Instala un programa que te recuerde qué actividades se deben realizar a qué hora.
Llevar un control es parte de la responsabilidad de tener tu propio emprendimiento, nada se consigue tan fácil, se requiere mucha fuerza de voluntad y tiempo para alcanzar lo que tanto hemos deseado, pero no es imposible, así que ¡Arriba esa esperanza y manos a la obra!
¡A emprender se ha dicho!
